Florencio Molina Campos-Pintor Gauchesco:


En el seno de una familia tradicional, Florencio Molina Campos nace en la Capital Federal el 21 de Agosto de 1891.Estudia en los colegios Lasalle, del Salvador y Nacional de Buenos Aires, pero los aprendizajes que marcarán su vida los hará durante sus vacaciones, cuando pasa largas temporadas en la estancia paterna de “Los Ángeles” en los pagos del Tuyú (hoy General Madariaga).

Allí conoce profundamente a los hombres del campo y se familiariza con los paisajes pampeanos que llevará infinitas veces a sus cuadros. Según su propio testimonio “por el 1900, lluvias torrenciales inundaron los campos. Ese invierno quedamos rodeados por las aguas. Las jornadas interminables nos retenían encerrados.

Nuestros padres alternaban sus quehaceres dándonos lecciones preparatorias para nuestro futuro escolar. De nuestras distracciones y el cúmulo de escenas del trabajo diario de los peones, saqué el impulso incipiente que trasladé a nuestros juegos, al imitar su lenguaje, sus ademanes, su indumentaria y la inacabable variación de sus faenas. ”El ciclo escolar transcurría en internados en Buenos Aires y las vacaciones en la estancia, donde nos esperaba el ansiado premio de los “petisos”. 

De tarde en tarde tal vez borroneé algún dibujo y tracé las pretensiones de algún cuento, siempre con cierta inclinación humorística. Los estudios y luego el trabajo no me permitieron avanzar. Tuve que sufrir alguna pena honda, ya hombre, para encontrar en la ejercitación de aquellas intentonas, una especie de refugio espiritual. Corriendo el tiempo, ya fue el afán incansable de todos los días”. Con la muerte de su padre en 1907,

Florencio Molina Campos comienza a sentir nostalgias por el mundo perdido y vuelca en cartones las escenas camperas que recordaba vivamente. Algunas desavenencias personales y el fracaso económico que le deparó la actividad agropecuaria lo empujan definitivamente al dibujo.

En 1926 efectúa en Palermo la primera exposición de sus trabajos. Cuando el presidente de la Nación Dr. Marcelo T. de Alvear visita la muestra, le ofrece una cátedra de dibujo, y por dieciocho años será profesor del Colegio Nacional “Nicolás Avellaneda”. Entre otras exposiciones, en 1930 se presenta en Montevideo una obra suya en ocasión del centenario uruguayo.

Ese mismo año, la “Sociedad Anónima Fábrica Argentina de Alpargatas” le comunica que acepta el precio convenido para la confección de los dibujos del almanaque de la empresa para 1931, lo que suponía la confección de doce originales. El acuerdo continuará hasta 1936 y luego desde 1940 a 1945.

A través de estos dibujos, Molina Campos gozó de una curiosa popularidad sin nombre. Estuvo presente en los boliches de campaña, en el puerto, en los barrios, en las fábricas, aunque los que gozaban de sus trabajos no lo conocían. Los memoriosos nos relatan que, en el campo, la llegada del almanaque al boliche era todo un acontecimiento: chicos y grandes observaban cada dibujo detenidamente, lo comentaban, elegían el que más les gustaba, y expresaban en voz alta los relatos que adivinaban en las pinceladas. Es que los célebres “dibujos de Alpargatas” son una mezcla personalísima de pintura ingenua y caricatura, con personajes que irradian una ternura “a la argentina”.

En 1934, los esposos Molina Campos visitan Moreno, un lugar que conserva las características de pueblo de campaña a pesar de los escasos kilómetros que lo separan de la Capital. Está rodeado por campos de ganado y lo abraza un río de serenidad pampeana a pesar de la belicosidad de su nombre: Reconquista. 

Los caminos de tierra se pierden en horizontes cortados por lejanos montes de eucaliptos. Moreno aún es rural y los porteños lo buscan para el descanso y las vacaciones. Molina Campos lo buscará por alguna razón más: esos paisajes poblaron su infancia, y está dispuesto a recuperarlos.

En los días que se quedan en carpa en el embalse del viejo molino Cascallares, don Florencio pinta el paisaje que lo rodea. En un encuentro casual, un viejo conocido le ofrece al matrimonio una parcela frente al río con un molino de viento en funcionamiento, y la búsqueda de un rincón propio en la pampa llega a su fin: la compra de la parcela se hace con los ahorros de la pareja, dispuesta a vivir de otra manera.

Construyen una cabaña donde Molina Campos instala su estudio, colgando en su entrada los estribos de latón que serán su símbolo y que darán el nombre al rancho: “Los Estribos”. El lugar irá ganando una frondosa arboleda, pacientemente regada a baldes. Allí, el dibujante recibe tiempo después a Walt Disney, quien busca asesoramiento para la producción de un largometraje animado sobre folklore americano. 

Este autodidacta no puede ser asociado a ninguna corriente artística. Siempre se consideró a sí mismo un “dibujante costumbrista” y nunca se tituló ni artista ni pintor. Tenía admiración por los grandes maestros de la pintura, y se sentía muy lejos de ellos. Florencio Molina Campos murió el 16 de Noviembre de 1959 en Buenos Aires, aunque su espíritu, suponemos, prefiere rondar por Moreno.



Cronología:

1891-Nace en Buenos Aires el 21 de Agosto.

1905-Se muda con su familia a Chajarí (Entre Ríos), a la estancia “La Matilde”.

1907-Fallece su padre. Se muda a Buenos Aires junto con su madre Josefina y sus hermanos.

1920-Se casa con María Hortensia Palacios Avellaneda y se dedica a la venta de hacienda.

1921-Nace su hija Hortensia María (“Pelusa”) y se dedica a un obraje del Chaco santiagueño.

1926-Realiza la primera exposición de sus obras en la Sociedad Rural Argentina.

1928-Confecciona las series de “Pica piedras criollos” que publica periódicamente en el diario “La Razón”.

1931-Comienzan a editarse los almanaques de Alpargatas, ilustrados con sus obras. Expone en la Librería de la Ópera de París y en Londres.

1937-Tras obtener una beca de la Comisión Nacional de Cultura, viaja a Estados Unidos. Se casa en segundas nupcias con María Elvira Ponce Aguirre (“Elvirita”).

1938-Realiza una exposición en el Enlisa Cook Shop de Nueva York. 

1939-Expone en la Galería Sitcom de Buenos Aires.

1942-En Estados Unidos asesora a Walt Disney en la producción de películas sobre temáticas campestres argentinas. Ayuda a los personajes de Hollywood en sus desopilantes rutinas rioplatenses en las filmaciones de “Goofy se hace el gaucho”, “El gaucho reidor” y “Saludos amigos”.Además, ilustra una nueva edición del “Fausto” de Estanislao del Campo.

1944-Comienzan a publicarse los calendarios de Minneapolis-Moline, ilustrados con sus obras.

1956-Realiza una nueva exposición en la Galería Witcomb, con escenas de caballos criollos, pulperías y paisanos que quizás sean el testimonio más destacable de su obra. También asiste al Festival de Berlín, donde presenta el cortometraje “Pampa Mansa”, rodado durante su muestra de ese año.

1957-Realiza una muestra en la Galería Sudamericana de Nueva York.

1959-Realiza su última muestra en la Galería Argentina de Buenos Aires y fallece el 16 de Noviembre.


Almanaques de Molina Campos:

En 1931 comenzaron a circular los almanaques de “Alpargatas”. A modo de promoción, la Fábrica Argentina tuvo la idea de encargar a notables artistas populares, como Florencio Molina Campos y Luis J. Medrano, las doce ilustraciones correspondientes a los meses del año. Molina Campos se constituyó así en un auténtico clásico a través de las pinturas de su especialidad más conocida: las escenas del campo argentino, los gauchos, sus tareas -como la doma y la yerra-,sus pasatiempos y sus creaciones. 

Tanto trascendió su obra que el mismo Walt Disney lo contrató en Estados Unidos para que lo asesorara en el dibujo de vestuarios y contexto gauchesco. Alguien calificó con gran acierto a su obra, divulgada a través de los almanaques (que se convirtieron en objeto de colección),como una verdadera pinacoteca popular. 

La serie difundida por “Alpargatas” -expuesta en el Museo Nacional de Bellas Artes en 1989 con un parcial de 176 ilustraciones- fue el almanaque oficial de la textil hasta 1936,continuado más tarde durante los años 1940 a 1945.(Fuente: Tradición Gaucha Argentina)

Los almanaques de Alpargatas


“YO SERÉ LA GUARDIANA”

A su muerte, su enamorada Elvirita le dedicó estas palabras… . 

Yo seré la guardiana de tu pampa y de tus cielos. 
De tus humildes ranchos 
Bañados por la lluvia, por la luna o por el sol. 
Regarán de lágrimas 
Tus montes de espinillos, 
y muy, muy dentro del mio, tendré tu corazón. …… 

Yo seré la guardiana 
de esa riqueza inmensa que cuidaré mientras viva, 
con razón i sub razón. 
Y en un abrazo tierno de infinita dulzura, 
Estrecharé por siempre tu pampa hecha canción.

Elvirita y Florencio


SU TÉCNICA DE PINTURA Y LOS CUESTIONAMIENTOS DE LA ÉPOCA:

En sus obras se plantearon diversas controversias con otros artistas de la época. Una de ellas era por los horizontes, que él pintaba muy bajos, casi en una sexta parte de la altura de la pintura. Sostenía, y basta para darle la razón con mirar los paisajes tan ricos que tienen nuestras pampas, que los horizontes eran bajos, muy bajos. 

Otro aspecto muy controvertido, era que en algunos dibujos mostraba a los caballos con las cuatro patas en el aire. Fue profundamente criticado por ello. Él sostenía que pintaba lo que veía. 

Años después, cuando el cine perfeccionó sus técnicas, permitió observar en las imágenes cuadro a cuadro que, efectivamente, hay un momento en el galope del caballo en que sus patas sobrepasan a sus manos, y el animal está totalmente en el aire.  

Definitivamente, Molina Campos era un agudo observador, y tenía una memoria fotográfica única. Al respecto, cabe mencionar que debido a los ligeros pero agudos detalles de sus obras, estas han sido aceptadas como referente histórico para quienes deben emprendar un caballo, y los jurados de tales disciplinas admiten el uso de tal o cual pilcha cuando quien la utiliza se remite a alguna de sus pinturas.

(Fuente: Molina Campos Ediciones).

Obra Inconclusa